martes, 1 de abril de 2014

A veces

A veces el amor no es suficiente,
las palabras se las lleva el viento.
La piel se agrieta se endurece y deja de sentir
queda el espacio vacío que alguna vez estuvo lleno de amor.

A veces el 1 + 1 sigue siendo 2,
la ecuación se quedó sin encontrar la incógnita,
la pregunta nadó en el aire y no llegó a aterrizar,
quedó la duda anidada en los recuerdos.

A veces el tiempo es aliado y enemigo,
la locura se adueña de la mente,
los recuerdos perecen uno a uno en el tiempo,
los besos mueren en la sequía de pasión.

A veces la luna desaparece.
Su lado oscuro se adueña del firmamento,
deja de iluminar las esperanzas,
asesina en un segundo la fe.

A veces el sol quema la dulzura,
derrite poco a poco las intenciones,
entierra en calor el frío del silencio,
no lo calienta, lo desaparece.

A veces el silencio se apodera del alma,
la melancolía se anida en medio del pecho,
desplaza al corazón...
ahuyenta al consuelo.

A veces la tristeza se confabula con la culpa,
se instala en los rincones vulnerables del alma,
se adueña de los pensamientos,
se apodera de los sentimientos.

A veces el recuerdo invade la realidad,
envuelve en sus redes el presente,
oscurece el futuro,
desaparece la ilusión.

A veces las palabras vuelan,
la voz pierde su encanto,
los ojos se quedan sin magia,
el espíritu se queda sin sueños.

A veces el alma queda vacía,
sin nada que ofrecer,
sin nada dentro,
solo silencio, oscuridad, nada.