miércoles, 23 de marzo de 2011

En la oscuridad

Oscuridad,
Una luz, fuerte, brillante, bella.
Oscuridad y silencio,
Una melodía, un sonido abierto, grande, dulce.
Espacios ambiguos, espacios juntos y a la vez tan separados.
Momentos errantes, dulces pero agrios a la vez, perfectos pero efímeros.
Historias, pensamientos, ideas, conjuntos de palabras que quieren celebrar, que quieren decir, que quieren hacer sentir más allá de su significado, más allá de su propia razón de ser, porque no existen por existir, nacen por el hecho de llegar al fondo del cajón, y morir en el intento de arrancar una respuesta y ver nacer una nueva historia.
No sé decir te quiero, no sé querer de la forma que esperas.
No sé ocultar mi rostro bajo la oscuridad.
No me conformo con callar mi voz en el silencio ambiguo de tus besos furtivos a media luz.
No logro entender tu amor que no se muestra, que se da a cuenta gotas.
No quiero entregar el corazón y más, sólo por tus dulces besos.
Dulces besos, esos que hacen perder la noción del tiempo, que hacen olvidar la razón de la oscuridad y el silencio, esos que son cómplices.
No sé cómo llegar a ser esa razón, quiero ser la historia, la idea, el pensamiento y el motivo.
Dame un segundo de tu vida sin que te lo pida, y en un segundo te daré mi vida sin que la esperes.

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