miércoles, 23 de marzo de 2011

A veces.

A veces, cierro los ojos y empiezo a soñar, los vuelvo a abrir y continúo soñando, vuelo en medio del aire, suspiro en medio de la nada y soy feliz.
Despierto, y quiero volver a soñar, sonreír, llorar de felicidad, creer y crear una historia real, un sueño, una fantasía que pueda ser real, que quiera ser real.
Sueños, mi vida está hecha de sueños, pierdo la noción del tiempo y del espacio en medio de historias entrelazadas en mi mente, historias vagas de recuerdos pasados, anhelos futuros y medias verdades, medias, siempre a medias.
Nunca es suficiente, nunca basta, nunca llega a la medida exacta, pero tampoco nunca sobre pasa la medida.
Sueños, realidades, mentiras y verdades, nada es como se espera, como se cree, es más, ni siquiera es lo que parece ser.
A veces quiero cerrar los ojos al mundo, a la historia, a la realidad a la tristeza y a la soledad y no lo consigo. Por más que aprieto fuertemente mis ojos, los cierro y los fuerzo profundamente, no es suficiente, el dolor no desaparece, está ahí, intacto, indestructible, cómo si con cada esfuerzo mío creciera en lugar de descender.
A veces quiero simplemente ser, caer rendida, pero seguir cayendo, en un pozo sin fondo, para en lugar de caer, creer que por primera vez estoy volando, y cuando llegue al final, no entender la diferencia.
A veces sólo quiero dejar de creer, cerrar toda posibilidad a mis oídos de escuchar historias, de intentar si quiera prestar atención a aquello que terminará lastimando las hebras finas de mi corazón.
A veces, pero sólo a veces, quiero ser yo, quiero abrazarte y perder el tiempo en tu sonrisa, en tu mirada.
A veces, no quiero despertar, no quiero soñar, no quiero existir.
A veces quiero ser lo que siento, quiero y no quiero dejar de querer.
A veces quisiera que presintieras los latidos de mi corazón, como yo sentí los tuyos en ese interminable abrazo.
Quisiera creer, a veces, quisiera confiar.
A veces... sólo a veces.

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