miércoles, 30 de septiembre de 2009

Mis amigos.


Amigos, esos ángeles mágicos, que dios nos pone en el camino, que uno conoce a lo largo de toda una historia, quienes se alegran y entristecen contigo.
No voy a decir que son perfectos, pero sí que son mágicos, es en sus imperfecciones de ese amor incondicional, que realmente conocemos su valor.
Mis amigos, y es que no todas aquellas personas que pasan por tu vida son amigos tuyos, amigos son aquellos quienes a través de sus acciones dejan huella y hacen la diferencia, y dejan que tú hagas la diferencia en sus vidas.
Mis amigos, aquellos que soportaron todas mis rabietas más de una vez, que enjugaron mis lágrimas y que en alguna ocasión empinaron el codo a mi lado, conmigo, cayendo en la cuenta que por más veces que me sienta sola en este vasto planeta, no lo estoy.
No puedo nombrarlos uno a uno, pero todos y cada uno de ustedes tiene un pedacito de mi corazón.
Sólo me asome hoy a la pc, porque quería darles las gracias, por todas aquellas cosas que hicieron por mí, y también por las que no hicieron, porque es en esa sabiduría que yo crecí junto a ustedes.
Gracias por ser quienes son en mi vida, gracias por dejarme estar en la suya.

jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Vida y Muerte?, ¿Vida o Muerte?...

La vida.
Instantes, momentos, historias, sueños, pesadillas, realidades. Mezclas extrañas, comunes, distintas, únicas.
Es tan frágil, una línea delgada, fácil de cruzar, a un extremo desconocido.
Hace unos días atrás, descubrí cuan frágil puede ser la vida, cuan efímera nos resulta a veces. Pensamos o creemos pensar, que tenemos todo el tiempo del mundo por tener poca edad, que llegaremos a adultos o viejos, sólo con el transcurrir del tiempo, y que solo aquellos de prolongada edad están destinados tácitamente a morir pronto.
Miraba rostros tan familiares para mí, y observaba detenidamente ese rostro siempre sonriente, ahora tendida sin movimiento o acción alguna, el cual imaginaba mirando absorto desde alguna esquina de aquella habitación. Esa sensación no se despegaba de mi. No logro comprender como se coló en mi mente, pero estaba muy presente.
Pero en sí, ¿qué es la vida, qué es la muerte? dos etapas diferentes, complementarias, consecutivas, no lo sé.
La vida aquella que desperdiciamos, tratando de sobre vivir en lugar de vivir. La muerte esa a la que le huimos, que corremos de ella, pero sin remedio alguno en un momento nos alcanzará.
Después de mirar aquellos rostros que han pasado por mi vida, pienso en ella, la muerte, y me aterroriza, me infunde temor, ya conozco su sentir, eso de no volver a ver a alguien a quien amas, es difícil, duro.
Vida y muerte, viajeros hermanados con rumbos opuestos, existen, son, serán siempre, parte de la historia contada, lo malo, es que la de la muerte no la sabemos por fuentes reales, solo la imaginamos, la vida en lugar de vivirla la sobre vivimos, que complejos somos ¿no?

sábado, 12 de septiembre de 2009

Difícil


Pensar que puedes ser, que quizás estas ahí, la incertidumbre de saber que podrías existir, me quema el alma.
Las preguntas invaden mi mente, me acosan, los sentimientos encontrados son mi nueva bandera, las respuestas... huyo de las respuestas.
No logro entender lo que siento, lo que pienso, pero sobre todo lo que hago.
He dado por sentado, que soy el ser más complejo que conozco, huyo de lo que quiero y me lamento, me atormento pero no hago nada por cambiarlo.
Es difícil decir que no, es complicado no hacer nada, pero es aún más difícil hacer algo.
Creo que no sé exactamente como termina mi libro, o mejor dicho, como quiero que termine mi historia, me atrevo a pensarla, a imaginarla, pero no hago nada por lograrla.
El miedo invade mis sentidos, me atormenta segundo a segundo, mientras los pensamientos, corren por mi cerebro, llenan mis vacios, y me crean vacios aun más grandes, más difíciles de llenar.
Difícil, pero, ¿Qué es realmente difícil?, el llamarlo, el no saber, o quizás el saber y no decirlo, el desearlo en el fondo, pero no atreverse, o el atreverse y no recibir respuesta.
Una pregunta tras otra, una razón tras otra, un escape, un sólo escape.
Busco imperiosamente, eso que me mantiene los pies en la tierra, eso que me haga sonreír cada mañana, que me llene de pasión frente a un micrófono, que me haga saber que ese segundo, instante ansiado, es satisfactorio.
No sé exactamente si lo que hago, digo o siento, es útil, es una interrogante (como podría decirlo) egocéntrica, necesaria para sentirte importante, pero a su vez, necesaria para sentirte vivo.
No logro encontrar respuestas, este momento de mi vida, se ha vuelto confuso, enredado, con dolor, sonrisas, miedos, lágrimas e incertidumbres, sobre todo eso, preguntas que creo conocer la respuesta, pero que en el fondo no quiero reconocer.
No busco una ayuda, busco encontrar yo misma el camino del cual me perdí, ese camino que me llevo hasta ti, ese camino que transcurro hoy, que no sé adónde va, pero que en mis pensamientos te lleva conmigo.

¿Qué son los recuerdos?


¿Qué son los recuerdos?, me preguntaba hace un par de noches, mientras buscaba imágenes abstractas en el techo de mi habitación. Las palabras asaltaban mi mente una tras otra, mientras que los recuerdos, invadían mi habitación.
Pero, ¿qué son?, fragmentos de una historia contada, ajena o cercana a mí, hechos que alguna vez formaron parte de mi vida, hojas de un libro ya contado, ya leído, ya vivido.
Eso que muchas veces, queremos desaparecer, olvidar, borrar todo rastro o huella, que deje evidencia de su existencia.
Pero los recuerdos están ahí, atesorados en tu corazón, apretujados en tu mente, escondidos en tu alma. Aquellos, que en más de una ocasión, sacaron una lágrima tuya, o te regalaron una sonrisa.
Decía yo misma, hace un par de noches también, que somos quienes somos, realmente por los recuerdos, por los hechos, por las causas, alegrías, metidas de pata y demás, sin ellos seriamos un escaso esbozo, de una materia sin alma, sin sentido, sin razón de ser.
los recuerdos, aquellos espacios de tiempo, de fugaz inmateria, que nos convierten en lo que somos, las lecciones que nos brindan, las historias ya aprendidas, las lágrimas ya lloradas, todas ellas, hacen de nosotros, un libro extraño, complejo, difícil de entender, pero fácil de vivir, un libro que aún no tiene final, un final que quizás nosotros no leeremos, un final que escribiremos día con día, de una historia llena de aventura, ficción, terror y pasión, sobre todo mucha pasión, porque una vida sin pasión es un libro sin alma.

viernes, 11 de septiembre de 2009

A mi madre

Hoy mientras me hablaba, examine su rostro.
Me di cuenta que luce cansada, que el tiempo ha pasado por ella, y que ha dejado su huella.
Mientras intentaba enjugar sus lágrimas, se me hacía pequeño el corazón, se arrugaba dentro de mi pecho, sabedor de que más de una vez aquellas lágrimas las cause yo.
Esta vez, sus lágrimas no eran de tristeza, la nostalgia la embargaba, los recuerdos la llenaban, y hacían ver su fragilidad, aquella que esconde tras esa mirada, esa entereza, ese algo que me hace admirarla y quererla cada vez más.
Ahora me pregunto y no sé responderme, ¿cómo fui capaz de producirle tantos dolores, tantas penas, tantas lágrimas?
Pienso que la inexperiencia, la inmadurez, la adolescencia, todo junto quizás, fueron la causa, pero no es excusa, no consigo perdonarme.
Quiero llevarla conmigo, a la cima del mundo, colocarla en un pedestal y mostrarle al mundo, todo aquello que yo admiro en ella, decirles que si hay algo bueno en mí, es gracias a sus cuidados, a sus palabras a sus regaños, todo gracias a ella.
Quiero gritarle de mil formas, que deseo fervientemente me perdone, aunque sé que su amor hacia mí, ya me perdono hace muchas lunas.
Madre, esa palabra tan sublime que sale de nuestras bocas, y que aun en el más santo de los hijos queda grande, hoy me devolvió a mi realidad y me hizo pisar tierra, diciéndome que es eso que realmente vale la pena.
Quizás nunca leas estas líneas, usar la computadora no es una de tus habilidades, pero anhelo poder decirte cada día, gracias, por amarme tanto, porque sólo ese amor resume todo lo que has hecho, haces y sé que seguirás haciendo por mí.
Te amo tanto, y de tal forma que no sé cómo explicarlo, sólo quiero en el fondo de mi corazón, recordarlo siempre, y no volver a ser culpable, de una lágrima tuya rodando por tu mejilla.

martes, 1 de septiembre de 2009

Madrugadas sin sueño...

Todos los relojes de la casa marcaban el tiempo segundo a segundo.
Echada con la mirada perdida en la bóveda oscura, lo pensaba, imaginaba con lujo de detalles sus ojos deseándola, sus manos volviendo a rozar sus cabellos, cuidadosamente imaginaba cada uno de sus posibles pensamientos, ella no necesitaba que él sintiera, por que ella sentía por los dos; pero lo deseaba, soñaba secretamente con sus besos y extrañaba el calor de su voz escondida en un susurro.

No le era suficiente los recuerdos, los detalles precisos que guardaba en su memoria, se perdían en su inmensa imaginación.

A menudo se preguntaba si lo volvería a ver, si creía que había sido un sueño una ilusión un engaño de su mente confabulada con sus deseos más profundos, pero un recuerdo que la atormentaba la envolvía hasta llevarla a límites insospechados y a menudo en la cúspide la dejaba caer sin piedad a la fría realidad, ella no lo volvería a ver.

Seguiría sumergida en sus sueños, en sus deseos y pensamientos, ahogándose en un recuerdo.