martes, 1 de septiembre de 2009

Madrugadas sin sueño...

Todos los relojes de la casa marcaban el tiempo segundo a segundo.
Echada con la mirada perdida en la bóveda oscura, lo pensaba, imaginaba con lujo de detalles sus ojos deseándola, sus manos volviendo a rozar sus cabellos, cuidadosamente imaginaba cada uno de sus posibles pensamientos, ella no necesitaba que él sintiera, por que ella sentía por los dos; pero lo deseaba, soñaba secretamente con sus besos y extrañaba el calor de su voz escondida en un susurro.

No le era suficiente los recuerdos, los detalles precisos que guardaba en su memoria, se perdían en su inmensa imaginación.

A menudo se preguntaba si lo volvería a ver, si creía que había sido un sueño una ilusión un engaño de su mente confabulada con sus deseos más profundos, pero un recuerdo que la atormentaba la envolvía hasta llevarla a límites insospechados y a menudo en la cúspide la dejaba caer sin piedad a la fría realidad, ella no lo volvería a ver.

Seguiría sumergida en sus sueños, en sus deseos y pensamientos, ahogándose en un recuerdo.

0 comentarios: